martes, 7 de junio de 2011

El mundo sin las personas que lo afean y lo arruinan, Patricio Pron, Mondadori, 2011, Buenos Aires.
El comienzo de la primavera, Patricio Pron, Mondadori, 2009, Buenos Aires.
Una puta mierda, Patricio Pron, Cuenco de Plata, 2007, Buenos Aires.




El escritor y sus mundos

Hace un tiempo que estoy preparando este texto sobre Pron, y ahora resulta que ya ha publicado un nuevo libro. Es una novela sobre su historia familiar, titulada El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia. Podría esperar a leerla para completar todas sus últimas obras, pero si hago así esto no termina nunca. De todas maneras, antes ya había publicado dos novelas, Formas de morir, de 1998, y Nadadores muertos, de 2001; y los libros de cuentos Hombres infames, de 1999, y El vuelo magnífico de la noche, de 2002. Todos libros muy difíciles de conseguir en Argentina.
La primera reflexión, entonces, es con respecto a los géneros, las formas. Una puta mierda es una novela corta en tono de farsa. El comienzo de la primavera, una novela larga con contenido filosófico. Y El mundo sin las personas que lo afean y lo arruinan, un libro de cuentos. Tenemos que agregar la última, biográfica. Los libros no se parecen mucho entre sí, y quizás eso sea lo que los coloca en una serie, más allá del nombre del autor.
Patricio Pron tiene apenas 36 años. Y se nota que ya es un escritor de oficio. Vive en España, pero antes ha estudiado en Alemania, donde se ha doctorado en filosofía. Además creo que es un de los más lúcidos críticos literarios, siempre atento a lo nuevo y sin los prejuicios de los más viejos. Pueden leerse sus artículos en el portal del diario ABC, en el del Boomeran (g), y también en su página personal.
El asunto es que es muy difícil hablar mal de la buena literatura. Es incómodo. Descortés. Se corre el riesgo de quedar parado en la vereda por la que circulan aquellos que siempre tienen algo en contra que decir sólo para diferenciarse. Y también de no ser justo, porque al fin y al cabo, qué queda entonces para la mala literatura.
Pero bueno, tampoco se puede andar diciendo mentiras sólo para repetir lo que dicen todos y no quedar fuera de foco. Todos dicen que El comienzo de la primavera es una gran novela. Y el asunto es que no me parece para tanto. Es profunda, bien escrita, y sobre un trasfondo interesante, que es la cultura alemana y el recuerdo del nazismo y sus protagonistas. Pero a la vez, por momentos es difícil de seguir, no suceden muchas cosas, y habla mucho sobre filosofía alemana, tema que para quien no conoce es realmente insoportable.
Es la historia de un profesor argentino que viaja a Alemania para conseguir el permiso de traducción de los libros de un filósofo. Esa mirada ajena, del extranjero, parece describir a cada paso la tensa calma de una sociedad que oculta historias del pasado y latentes miedos del presente. Acompaña esta mirada un lenguaje también algo extraño, propio de un escritor fuera de su lugar, aunque he leído que el propio Pron preparó dos versiones, para ser publicadas en España y Argentina.
Lo que digo, resumiendo, es que El comienzo de la primaera es una buena novela, bien escrita, pero me parece que está muy lejos de un público que no esté muy interesado por la filosofía y la literatura, y esto provoca distancia con el texto.
Algo parecido sucede con Una puta mierda. Una novela corta escrita como una farsa sobre la guerra de Malvinas, con situaciones casi de realismo mágico, como bombas suspendidas en el cielo, cruce de fuego en los cuales nadie sabe dónde están los enemigos, soldados que se caen en el barro mientras disparan, o una organización de prostitución que los militares superiores utilizan para recaudar dinero. Una obra pequeña que también está destinada a un público específico, ya que su tono parece el menos adecuado para su tema, al menos a los ojos de los lectores argentinos. Y allí está el asunto, aunque creo difícil de entender para un lector menos especializado.
El mundo sin las personas que lo afean y lo arruina, es para mí el mejor de los tres libros. Condensado, cargado de ideas, bien escrito, acaso cometa el error de contener muchos cuentos para un solo volumen, más de veinte. Y sin dudas comete el error de incluir el texto Contribución breve a un diccionario biográfico del expresionismo, ya que divide el libro en dos partes, y poco y nada tiene que ver con el resto de los cuentos. Es un texto en el que se reseña la vida de un escritor germano que quiere reescribir el Fausto, como el personaje de Borges que quiere reescribir el Quijote. Y luego añade un diccionario sobre los autores de esa generación. Verdaderas o falsas las reseñas sobre esas vidas, es insoportable la larga acumulación de datos y libros que se extienden por más de cuarenta páginas.
Los cuentos en general son cortos, giran en torno a situaciones extrañas que no terminan de resolverse y esa indefinición es uno de hechos más notables porque intenta describir una concepción de la vida. Personajes que prefieren olvidar, o aceptar las cosas tal y como suceden, sin buscar explicaciones, aceptando la soledad, la muerte, la desgracia, la vuelta la situación inicial. Después aparecen escritores, libros, bibliotecas, teatro, fotos, pero en la justa medida, no como tanta literatura que no es más que sobre la literatura.
Los primeros cuentos del libro son más breves y muy logrados, pero después del Diccionario, y una ejercicio de reescribir y presentar las dos versiones de un cuento en Historia del cazador y el oso, viene lo mejor. Los últimos siete cuentos, más narrativos, más extensos, con un tono más relajado, a mi criterio son los mejores. En especial el cuento que da título al libro y Las abejas, que logran un clima especial y la hermosa contradicción de poner en boca del otro la oscura verdad a partir de la cual funcionan las personas y las sociedades.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deje su comentario: