Oscura monótona sangre, Sergio Olguín, Tusquets, 2010, Buenos Aires.
La fragilidad de lo cuerpos, Sergio Olguín, Tusquets, 2012, Buenos
Aires.
Policiales Argentinos
La mala noticia para esta reseña es que ya salió una nueva novela de
Olguín, Las extranjeras, segunda de
una saga policial que tiene como protagonista a la joven periodista porteña
Verónica Rosenthal. La primera de esa serie es La fragilidad de los cuerpos. Y eso no es nada, dice el autor que van
a ser diez.
La buena noticia es que el análisis será sobre la primera en inaugurar
esa futura obra enorme, y además la anterior, también un policial.
Oscura monótona sangre es mejor. Es una novela corta, bien
escrita, con muchísimo ritmo. No voy a contar la historia porque en los
policiales es mucho. El protagonista es un empresario sesentón, del gran Buenos
Aires, de éxito, que se hizo de abajo. Busca sexo con una prostituta menor de edad
de una villa, con la que se obsesiona. Aparecen asuntos familiares, una esposa,
una hija, un socio. Después la historia se pone violenta, con armas, venganzas.
En fin, te lleva a los empujones, te atrapa, y tiene un final sorprendente.
Lo mejor es la oscuridad del personaje, un hombre cualquiera, envuelto
en una trama turbia muestra su profunda personalidad, lo que es capaz de hacer.
Le dieron un premio a Olguín por esta obra, y está bien.
La fragilidad de los cuerpos es otra cosa. Mantiene la agilidad
del policial, también atrapa y se lee de dos sentadas, sin exagerar, pero tiene
algunos problemas a mi criterio.
El principal es que la intriga por la investigación se explicita antes
de lo esperado. El lector va más adelante que la periodista. Hay quien ha hecho
de eso mismo un recurso, pero aquí creo que es un error porque se produce un
bache hacia la mitad de la novela. Después quedan para el final una serie de buenas
escenas donde todo se resuelve. Y como llegamos a ellas sin esperarlas, también
pierden un poco de fuerza.
Además hay un problema con el final. La novela termina demasiado tarde,
se dilata y aburre un poco. Ata cabos innecesarios, mucho “día después” del
personaje, cerrando historias secundarias. Quizás por la comparación con Oscura monótona sangre llama tanto la
atención la diferencia en el final.
Una mención aparte para los títulos, excelentes los dos, como también algunos que llevan los capítulos.
No he leído mucha literatura sueca, o policiales nórdicos. No tengo
parámetros. No me atrae la idea de una saga tan extensa ni creo que un
personaje soporte tanta ficción, tanta observación. Debe funcionar
comercialmente. También le debe funcionar al autor como método. Lo que tengo
para decir, en cambio, es que son dos novelas buenas. La primera, muy
recomendable, la segunda recomendable a secas. Ambas, por estar bien escritas,
por ser bien argentinas, porque piensan en el lector, porque gusta de
entretenerlos.
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