viernes, 4 de julio de 2014

La vegetariana, Han Kang, Bajo la luna, 2012, Buenos Aires.




Chaesikjuuija

   En 2007 se publica en Corea del Sur una novela corta de una autora nacida en 1970. Una pequeña editorial argentina la traduce y edita el título en 2012. Un  joven librero de Palermo se la recomienda a joven lector (me gusta pensar así de mí). En el duro invierno de la pampa, en un pueblo del interior de la Provincia de Buenos Aires, un argentino lee y después escribe sobre una novela coreana. Es extraño. Será la globalización.
   El título está buenísimo. La novela también.
   Consta de tres partes, desde el punto de vista de tres personajes.
   En el primer capítulo el marido relata cómo conoce a su mujer Yeonghye, cómo es su vida y cómo ella decide convertirse en vegetariana. Es una presentación extensa, donde se mantiene la intriga con respecto a su determinación. Después hay una cena familiar. El padre de Yeonghye, un hombre de familia tradicional del interior, ex combatiente de Vietnam, le pide explicaciones y la golpea. Entonces ella intenta suicidarse.
En el segundo capítulo, la trama toma un giro, y la historia, que sigue el orden cronológico, es contada desde el punto de vista del cuñado de la Yeonghye. Con la excusa de la preocupación por la decisión de ser vegetariana, y la consecuencia de su delgadez, J va a visitarla. J es artista de videos. Su matrimonio es un fracaso, aunque económicamente lleven una buena vida gracias al negocio de su mujer. J, además, siempre se ha sentido atraído por Yeonghye, y le propone que modele para sus videos. Su cuñada se convierte en una obsesión. Terminan teniendo relaciones y siendo descubiertos.
   En el último capítulo Inhye, se encarga de cuidar a su hermana Yeonghye, internada en un psiquiátrico. Ya se ha separado de J y se dedica a trabajar y a cuidar a su hijo. En el tiempo libre visita a su hermana que ya no come, dejándose morir. Es la narración de la lucha entre Yeonghye, que está decidida a no comer y convertirse en otra cosa, y la determinación de su hermana por salvarla.
   He contado la historia, porque tengo la sensación de que allí está lo bueno de esta novela. No arruino nada, creo, haciéndolo. Leer esta novela nos lleva a un mundo distinto. Hay algo, en los vínculos, en los personajes, difícil de explicar.
   El tema de fondo es la relación de cada persona con su cuerpo, y como en algo tan íntimo también se inmiscuye hasta el Estado. Es muy fuerte ver crueldad de las prácticas médicas para mantener viva a Yeonghye.
   Otros temas, como la infidelidad, la atracción por lo prohibido, y las tensiones en una familia tradicional, son más comunes, aunque están bien en la historia.
   En cuanto al arte como asunto que pueda tratarse en la literatura, ya es algo más complejo. Son dos lenguajes diferentes, que es difícil puedan convivir. Lo mismo con lo sueños, en el primer capítulo se acumulan, y la verdad, molestan. Una vez leí, como consejo, que cuando se escribe una novela sólo está permitido poner un sueño, que luego, en la corrección, debe eliminarse. Es un buen consejo.

   En La vegetariana, el arte y lo sueños pasan a ser detalles, porque el tema principal es otro, y la historia arrasa con todo. Te lleva muy bien, está muy bien escrita. Y hay algo que la vuelve una excelente novela. Una atmósfera acaso asiática, como en la palabra Chaesikjuuija, su título original. 

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