lunes, 6 de febrero de 2012

Los amigos soviéticos, de Juan Terranova, Mondadori, 2009, Buenos Aires.
Lejos de Berlín, de Juan Terranova, Aquilina (Negro Absoluto), 2009, Buenos Aires.



Dos de tres

    Para completar mejor mis lecturas debería haber leído la última novela de Juan Terranova, Hiroshima, del 2011, pero no he podido encontrarla. Me faltó también Música para rinocerontes, un volumen de cuentos editados en Bolivia; Peregrinaciones, uno de crónicas, y El Ignorante, el único de poesía. De todas formas ocho libros de un mismo autor es un buen número, y entre ellos están casi todos los géneros.
    Quiero hacer una referencia a la diversidad de editoriales en las que están publicados los textos, que parece obedecer a una estrategia del autor, ya que las hay pequeñas, jóvenes, casi desconocidas, hasta las más importantes del país y alguna del exterior. Como si deliberadamente buscara llegar a públicos distintos y ampliar su universo lector, dentro, claro, de lo posible en la literatura. Es saludable, no a todos los escritores les interesan sus lectores.


Argentina y Rusia
Sobre Los amigos soviéticos

    Si se leen sólo los títulos, pareciera haber dos series en la ficción de Terranova: el caníbal, el bailarín de tango, el pornógrafo, el rockero (Rufus), el ignorante; y la otra, soviéticos, Berlín, Hiroshima. Después lo que no es ficción: Notas de un viaje a Italia, Alcalá, del Cerro, Peregrinaciones. Suenan parecidos, eso llama la atención y dan ganas de señalarlo, pero no creo que estén en una serie salvo en las crónicas.
    Hay una unidad, sí, pero es en la escritura. Los amigos soviéticos es un libro hecho con la misma materia que El caníbal, es una novela muy parecida a aquella. Quizás sea cierto que los escritores siempre están reescribiendo el mismo texto, que todo lo que está en el origen vuelve a retomarse. Claro que es una novela más lograda, el oficio es otro.
    Se parecen en que tratan de dos amigos que conversan y reflexionan, en este caso, el narrador, un escritor argentino de apellido italiano, y su amigo Volodia, un joven ruso. Hay también alguna similitud, en el formato, con El pornógrafo. Los temas sobre los que hablan casi siempre están referidos a la actualidad y la historia rusa. La novela no desarrolla una historia, sino que es la sucesión de los encuentros entre ellos y otros amigos, del ruso, y algunas personas de su comunidad, o la novia del escritor. No hay tampoco una historia de amor entre el escritor y su novia, las mujeres en la obra de Terranova son inteligentes, pares de los personajes, pero la conquista amorosa o el asunto sexual con las parejas estables no es central.
    Lo importante, el motor de la narración, es ese narrador-lector, voraz, observador curioso y atento de todo lo que cree digno de rescatar y poner frente a nuestros ojos. Una buena metáfora de ello es cuando con su amigo soviético suben a la terraza y observan a través de la mira del rifle de aire comprimido, a veces Volodia dispara. Después compran también un telescopio.
    Lo que observa la novela es la Argentina. A través de los breves comentarios de su amigo y la curiosidad por los restos de la Unión Soviética y su historia, se analiza nuestro país, en medio de la crisis del Gobierno actual con los ruralistas (llama mucho la atención que aparezca Cristina, por ejemplo), y también la crisis mundial del capitalismo. Hay un anclaje, lateral, pero muy fuerte en el presente.
    En cuanto a esas pequeñas historias que se narran, las hay extraídas de Internet, Wikiperdia, You Tube, Google; pero también de casi todos los diarios del mundo, Clarín, La Nación, La Razón, New York Times, El País, La Vanguardia, Le Monde, Corriere Della Sera, una revista rusa, otra argentina. Llama la atención, porque esa cantidad de medios gráficos citados, terminan por redondear ese anclaje en la actualidad del que hablaba más arriba.
    Se cuenta sobre los primeros astronautas rusos en llegar al espacio, sobre el primer escritor ruso en ganar un Nóbel, sobre el millonario ruso más importante del petróleo, sobre el caso del espía envenenado en Londres. También sobre un Pappo siberiano y otros grupos de música, sobre un coleccionista de arte ruso perseguido y asesinado, sobre un activista que atenta en museos. Se cuenta la trama de algunos libros rusos de ciencia ficción y la historia personal de escritores. Se llega a trascribir diálogos enteros de Infierno Rojo, la primer película norteamericana que se proyectó en la Plaza Roja, protagonizada por Schwarzenegger. Aparecen dibujos animados rusos, pornografía rusa, comida rusa, chistes rusos.
    El cuerpo del texto se conforma de estas historia, pequeñas, interesantes, logradas, algunas -casi todas- sobre hechos reales, otras traídas a nosotros como experiencias de los protagonistas, bien verosímiles. Los encuentros entre los amigos van tejiendo el texto. Pienso que se trata de la manera en la que las obras clásicas retoman relatos orales. Una historia hecha de historias. Y hay mucha observación de los detalles, que le da profundidad a la novela. También buena escritura de los diálogos, convincentes, atractivos, pícaros. Una novela que entretiene, atrae y te lleva hasta el final en un viaje por Rusia y Argentina.


Argentina y Alemania
Sobre Lejos de Berlín

    Esta novela es muy diferente a las otras de Terranova. En esta no hay fragmentación, o sólo diálogos, o textos de otros géneros. Aquí es todo narración. Trescientas cincuenta páginas de novela pura y dura. Podría decirse que se parece un poco a sus cuentos, en tanto es una historia más tradicional en su estructura.
    Con respecto al tema que trabaja, se parece a Los amigos soviéticos, ya que en la comparación y la visión de un extranjero, se analiza una determinada realidad argentina. En este caso se trata de un abandonado espía nazi, Bruno Ritter, que tiene una falsa identidad suiza: Louis Danton. Durante el año 1946, en el comienzo del gobierno de Perón, y la dispersión mundial de los alemanes después caída de Hitler, se desarrolla una historia con rasgos de policial.
    Un empresario judío y una austríaca, Ingrid Kart-Mayer, le encargan a Danton investigar el asesinato de Fabiani, un empresario del espectáculo que aparece asesinado en su departamento con dos de sus bailarinas. En el recorrido de esa investigación, Terranova nos muestra el amplio espectro de personajes porteños de la época. Un payaso de circo sádico, una bailarina sensual, un comunista del que Danton se hace amigo, otro soldado que llega en un barco, un relojero que lo ayuda, un vendedor de arte escondido en el Tigre, un arqueólogo nazi llegado desde Bolivia, sindicalistas, guardaespaldas torturadores, curas que trabajaban para el gobierno alemán.
    Se cuenta, también, bastante de la organización del régimen alemán, sobre como traficaban con obras de arte, qué fabricaban en cuanto a armas de última generación, y sobre los campos de exterminio de judíos. En cuanto a Argentina, se describe muy bien el clima político de la época, con respecto a la postura en el contexto internacional, y en lo referido a las distintas fuerzas en el ascenso de Perón. Hay un especial detalle en el 17 de octubre de 1945, ya que Danton es fotógrafo y toma sus fotos ese día. Y también una descripción del conflicto que plantea en los sindicalistas marxistas el ascenso de un militar que dará a los trabajadores derechos que ellos reclamaban.
    Como conclusión, estamos ante un texto con formato clásico, en donde el policial le da forma y es su guía, pero el contenido trasciende esas fronteras para mostrarnos una época y el origen del peronismo argentino. Es todo narración, pero con ella Terranova hurga en lo desconocido, compara, muestra otro mundo y nos hace pensar cuestiones que todavía están sucediendo.