domingo, 4 de julio de 2010

La letra e, Fragmentos de un diario
de Augusto Monterroso. Editorial Alfaguara, 1998, Madrid
(Primera edición 1986)





El mundo según Augusto



No voy a escribir sobre este libro porque sería como intentar traducir una traducción del mundo. Monterroso habla de muchos asuntos, pero en especial de libros, de escritores, de sus relaciones: todo filtrado a través de su cabeza.
Quizás no sea muy entretenido para quien no pertenece a ese ambiente, pero el ingenio y la lucidez que inundan casi todos los textos invita a reproducirlos. Como las buenas historias, cada anécdota o reflexión nos hacen levantar la mirada de las páginas buscando a quién contarle lo que estamos leyendo.
Así que no haré otra cosa que reproducir algunos de esos textos.
Un detalle, último, los textos van del año 1983 hasta mediados de 1985, y aunque es verdad que allí está contenida la esencia de sus reflexiones, cualquier lector desea que en algún cajón olvidado estén guardadas con celo las páginas que continúan este diario.


Las buenas maneras
El libro es una conversación. La conversación es un arte, un arte educado. Las conversaciones bien educadas evitan los monólogos muy largos, y por eso las novelas vienen a ser un abuso del trato con los demás. El novelista es así un ser mal educado que supone a sus interlocutores dispuestos a escucharlo durante días. Quiero entenderme. Que sea mal educado no quiere decir que no sea encantador; no se trata de eso y estas líneas no pretenden ser parte de un manual de buenas maneras. Bien por la mala educación de Tolstoi, de Victor Hugo. Pero, como quiera que sea, es cierto que hay algo más urbano en los cuentos y en los ensayos. […]

Dualidades
Uno es dos: el escritor que escribe (que puede ser malo) y el escritor que corrige (que debe ser bueno). A veces de los dos no se hace uno. Y es mejor todavía ser tres, si el tercero es el que tacha sin siquiera corregir. ¿Y si además hay un cuarto que lee y al que los tres primeros han de convencer de que sí o de que no, o que debe convencerlos a ellos en igual sentido? No es esto lo que quería decir Walt Whitman con su “Soy una multitud”, pero se parece bastante.

El signo ominoso
En una charla cualquiera uno escucha de pronto cierta frase reveladora, soltada así, al pasar, casi sin que se note, entre otras dichas igualmente sin mayor intención:
-Fulano de Tal te quiere mucho; en las conversaciones siempre te defiende.

Hábitos
¿Los libros a que uno vuelve son siempre los mejores o que considera mejores? No siempre. A algunos se regresa una y otra vez por costumbre o hábito; en ocasiones hasta como se vuelve a ver un amigo que nos cae mal.

Las causas
Hay que someterse a una causa; pero no a las exigencias de otros amigos a esa causa.

Ser uno mismo
Un escritor no es nunca él mismo hasta que comienza a imitar libremente a otros. Esta libertad lo afirma y ya no le importa si lo suyo se parecerá a lo de éste o a lo de aquél. Claro que ser él mismo no lo hace mejor que otros.

Tus libros y los míos
Esta mañana, en casa de mi amigo ausente, cuento con tiempo de sobra para ver sus libros, y no termino de asombrarme de la gran diferencia de nuestros intereses, de la diversidad de los mundos por lo que cada mente navega.
Y así con todas las bibliotecas personales de hoy. Predominará en unas el inglés y el español (la mía); en otras el francés y el inglés (ésta); en unas lo contemporáneo y lo heterogéneo (ésta); en otras (la mía) lo clásico y en cierta forma afín.
Surge, mientras paso de un estante a otro, la pregunta: ¿cómo nos entendemos –si es que nos entendemos– hoy, cuando tantos libros y teorías –incluso dentro de la literatura- nos separan?

Único propósito nuevo de Año Nuevo
Perdonar a mis colegas ser mejores escritores que yo.

Tempos fugit
El tiempo me parece cada vez menos. Antes cuando leía un libro especialmente bueno, lo disfrutaba con la esperanza de releerlo algún día; si por acaso, por fin, ahora lo releo, siento que probablemente no habrá otra oportunidad.

El escritor
No hay otra: tengo sentimiento de inferioridad.
El mundo me queda grande, el mundo de la literatura; y cuantos escriben hoy, o se han adelantado a escribir antes, son mejores escritores que yo, por malos que puedan parecer. Ven más, son más listos, perciben cosas que yo no alcanzo a detectar a mi alrededor ni en los libros.
Esto me hace envidioso: envidio que estén ahí, en el periódico de esta mañana, en la revista que hojeo, ocupando el lugar en que debería estar yo, en vivo o comentando. Después de todo, lo que dicen yo lo he pensado antes, lo dije hace mucho y hasta debería haberlo escrito. Y sin embargo, durante un instante, aunque se trate de esa basura siento el impulso de imitarlos. Por fortuna, el tiempo pasa con su borrador y me olvido; pero los intervalos son demasiado breves y ya estoy leyendo a otro. […]

Ideal literario
Fijar escenas para preservarlas de la destrucción del tiempo

Un buen principio
Decir lo que uno quiere decir; no lo que uno piensa que los demás desean oír.

Transparencias
-En todo lo que escribo oculto más de lo que revelo.
-Eso crees.

Así es la cosa
Comprender es perdonar. Como no comprendo tu libro, no te perdono.

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