La novela luminosa, Mario Levrero, Mondadori, 2008, Buenos Aires.
Cine, de Juan Martini, Eterna Cadencia, 2009, Buenos Aires.
Reseñas tardías II
Es la segunda y última parte de estas reseñas cortas, para ponerme un poco al día con el trabajo de los libros. No es que sean menos que las otras, el núcleo de lo que quiero decir está allí. Algunos han mencionado que hasta son mejores en esta medida. Que cuanto menos quiero explicar, más digo.
Lo curioso es que los personajes de las tres novelas resultan ser escritores. No es gran cosa, hoy en día sucede más a menudo de lo esperable. A mí me disgusta un poco. Claro que no significa que sean malos libros, todo lo contrario en este caso.
Lo curioso es que los personajes de las tres novelas resultan ser escritores. No es gran cosa, hoy en día sucede más a menudo de lo esperable. A mí me disgusta un poco. Claro que no significa que sean malos libros, todo lo contrario en este caso.
El fondo del cielo, de Rodrigo Fresán.
El escritor estelar. El lector ideal de esta novela es un escritor de Ciencia Ficción. Y eso ya es decir algo.
Hay una historia de un grupo llamado “Los Lejanos”, integrado por dos primos y una niña misteriosa, que los une, a través del tiempo y los universos. Se cuenta la infancia de ellos, se cuenta sobre un soldado perdido en el desierto, también sobre un amor imposible, al final, y sobre la escritura de “Evasión, una novela dentro de la novela. Pero no mucho más.
Es una novela “escrita, más que contada”; “con ciencia ficción más que de ciencia ficción”, según dice el Fresán. Su tema es una “historia de amor”, agrega el autor, y “también la historia privada del fin del mundo”, en “lo profundo de la novela el verdadero extraterrestre es el amor, que te invade, te hace actuar de otra manera, y muchas veces te destroza”.
Es una novela cuyo fondo, cuyo cielo, es la literatura de ciencia ficción, su lectura e interpretaciones. En torno a ella transcurre todo el análisis sobre la verdad y la mentira, la realidad y la irrealidad, el pasado, el presente y el futuro. En ese transcurrir, escribiendo, por momentos parece enredarse en sus propias palabras y se convierte en un texto difícil de seguir, y mucho más difícil de reseñar, como ya habrán notado.
La novela luminosa, de Mario Levrero.
Hay una historia de un grupo llamado “Los Lejanos”, integrado por dos primos y una niña misteriosa, que los une, a través del tiempo y los universos. Se cuenta la infancia de ellos, se cuenta sobre un soldado perdido en el desierto, también sobre un amor imposible, al final, y sobre la escritura de “Evasión, una novela dentro de la novela. Pero no mucho más.
Es una novela “escrita, más que contada”; “con ciencia ficción más que de ciencia ficción”, según dice el Fresán. Su tema es una “historia de amor”, agrega el autor, y “también la historia privada del fin del mundo”, en “lo profundo de la novela el verdadero extraterrestre es el amor, que te invade, te hace actuar de otra manera, y muchas veces te destroza”.
Es una novela cuyo fondo, cuyo cielo, es la literatura de ciencia ficción, su lectura e interpretaciones. En torno a ella transcurre todo el análisis sobre la verdad y la mentira, la realidad y la irrealidad, el pasado, el presente y el futuro. En ese transcurrir, escribiendo, por momentos parece enredarse en sus propias palabras y se convierte en un texto difícil de seguir, y mucho más difícil de reseñar, como ya habrán notado.
La novela luminosa, de Mario Levrero.
El escritor aburrido, yo. La primera edición de La novela luminosa es del 2005. Levrero murió en 2004. Fue escrita con el apoyo de la beca Guggenheim durante el 2000. Me pregunto si un escritor escribirá diferente bajo la libertad de la beca. Aunque lógicamente no es lo mismo que te otorguen una beca a los treinta que a los sesenta, como en el caso de Levrero. Es una obra de 567 páginas, de un escritor con oficio, cuyo principal material es su propia vida, como muchas novelas de hoy.
Dicho esto voy a decir que me aburrió, al punto de contradecir la primera de las diez claves de Terranova para reseñar un libro: Nunca reseñar una obra que no terminó de leer. El marcador de Mar Azul, Hojas del viento, quedó clavado en la página 536. ¿Cómo alguien que llegó hasta allí decidió abandonar?
Es que hay un personaje que está encerrado en un departamento en Uruguay, que es escritor, que está lleno de manías, que está enfermo por las computadoras y las novelas policiales, que recibe la noticia de la muerte de un amigo en el contestador, que sale los sábados a pasear con una mujer un poco misteriosa, que recibe una beca para no escribir ni una línea. En fin, que es como todos creemos que habrá sido el autor. Cosa que no importa, porque lo que importa es que si el personaje principal es un escritor lo que se cuenta tiene muchas posibilidades de ser monótono y aburrido como la vida de los escritores.
Hay quienes dicen que esta novela será uno de los grandes libros latinoamericanos, un referente, como 2666 de Bolaño, que fue escrita en los mismos años. A mí me hizo acordar a El pasado, de Pauls, igual de aburrida. Aunque en el caso de Levrero se trata de una obra mejor, más madura, que tiene sus fervorosos seguidores. Y está muy bien, porque así es la literatura, un espacio donde perfectamente pueden convivir obras que para este humilde lector son aburridas, y para otros fundamentales.
Cine, de Juan Martini.
Dicho esto voy a decir que me aburrió, al punto de contradecir la primera de las diez claves de Terranova para reseñar un libro: Nunca reseñar una obra que no terminó de leer. El marcador de Mar Azul, Hojas del viento, quedó clavado en la página 536. ¿Cómo alguien que llegó hasta allí decidió abandonar?
Es que hay un personaje que está encerrado en un departamento en Uruguay, que es escritor, que está lleno de manías, que está enfermo por las computadoras y las novelas policiales, que recibe la noticia de la muerte de un amigo en el contestador, que sale los sábados a pasear con una mujer un poco misteriosa, que recibe una beca para no escribir ni una línea. En fin, que es como todos creemos que habrá sido el autor. Cosa que no importa, porque lo que importa es que si el personaje principal es un escritor lo que se cuenta tiene muchas posibilidades de ser monótono y aburrido como la vida de los escritores.
Hay quienes dicen que esta novela será uno de los grandes libros latinoamericanos, un referente, como 2666 de Bolaño, que fue escrita en los mismos años. A mí me hizo acordar a El pasado, de Pauls, igual de aburrida. Aunque en el caso de Levrero se trata de una obra mejor, más madura, que tiene sus fervorosos seguidores. Y está muy bien, porque así es la literatura, un espacio donde perfectamente pueden convivir obras que para este humilde lector son aburridas, y para otros fundamentales.
Cine, de Juan Martini.
El escritor de guiones. Tengo buenos recuerdos de Martini. Recuerdo haber leído sus tres primeras novelas hace algo así como quince años. Todavía recuerdo el ambiente que recreaba La vida entera, marginal, profundo, tan argentino. Pero los años pasan y entre esos libros y éste Martini ha escrito más de una decena que no conozco. También ha salido la segunda parte de Cine, y creo que habrá una tercera. Es emocionante poder apreciar los saltos que los escritores dan en sus obras, a veces tan poco evidentes en aquellos que seguimos libro a libro.
Cine es un libro de hoy, tan del presente y tan argentino. Narra la vida de Sívori, un escritor en Buenos Aires, de 51 años, solitario, cuyos días transcurren entre paseos por Palermo y almuerzos de fideos con aceite de oliva. Es una cotidianeidad parecida a la del personaje de Levrero en La novela luminosa, ahora que lo pienso. Este escritor escribe -y lo leemos-, un guión sobre Evita en el que ella conversa con Rita Molina, su amiga, el mismo 17 de octubre de 1945, un rato antes de que liberen a Perón y él de su histórico discurso. Es la Evita que aún no es el mito, pero que ya sabe que está preparada para ser y para empujar a Perón a cumplir su destino.
Esta mirada sobre la cotidianeidad de Evita, a través de la ventana de un plano fijo, se repite en la misma novela. La nueva vecina también es observada por Sívori a través de la ventana de su departamento. Con esa vecina, Pina Bosch, finalmente se relacionará al salvarla de una sobredosis.
Es una novela bien escrita, un poco lenta al principio, cargada de algunos recursos de escritura un poco raros, como la constante cita de películas, o las notas al pié de página con datos históricos, de libros o discos. Si agregamos que también hay un texto dentro del texto, como lo es el guión sobre Evita que se va creando, y que el personaje es un escritor, concluimos que es también una novela que trata sobre la construcción y el material de la ficción: la mirada sobre el pasado y sobre la soledad de las personas en la Buenos Aires de hoy.
Cine es un libro de hoy, tan del presente y tan argentino. Narra la vida de Sívori, un escritor en Buenos Aires, de 51 años, solitario, cuyos días transcurren entre paseos por Palermo y almuerzos de fideos con aceite de oliva. Es una cotidianeidad parecida a la del personaje de Levrero en La novela luminosa, ahora que lo pienso. Este escritor escribe -y lo leemos-, un guión sobre Evita en el que ella conversa con Rita Molina, su amiga, el mismo 17 de octubre de 1945, un rato antes de que liberen a Perón y él de su histórico discurso. Es la Evita que aún no es el mito, pero que ya sabe que está preparada para ser y para empujar a Perón a cumplir su destino.
Esta mirada sobre la cotidianeidad de Evita, a través de la ventana de un plano fijo, se repite en la misma novela. La nueva vecina también es observada por Sívori a través de la ventana de su departamento. Con esa vecina, Pina Bosch, finalmente se relacionará al salvarla de una sobredosis.
Es una novela bien escrita, un poco lenta al principio, cargada de algunos recursos de escritura un poco raros, como la constante cita de películas, o las notas al pié de página con datos históricos, de libros o discos. Si agregamos que también hay un texto dentro del texto, como lo es el guión sobre Evita que se va creando, y que el personaje es un escritor, concluimos que es también una novela que trata sobre la construcción y el material de la ficción: la mirada sobre el pasado y sobre la soledad de las personas en la Buenos Aires de hoy.
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