sábado, 30 de agosto de 2014


Los mejores 20 libros reseñados en La Letra o desde 2010 a 2014






    Ya han pasado más de cuatro años desde que comencé La Letra o. Es mucho tiempo. Y he reseñado más de cien libros. También es mucho.
    Durante el 2013 lo abandoné. Me enojé un poco, bastante diría, mientras preparaba una reseña extensa sobre un joven escritor argentino. Había leído cuatro o cinco novelas del autor y me parecían malísimas. Ese mismo año, su última obra fue elegida como la mejor de todas por más de cien representantes de la cultura argentina. Lo que me llevó a replantearme el tema de las reseñas. Aunque no tanto respecto a mis gustos y mis convicciones literarias, sino más bien a la situación que se plantea en cuanto a la crítica de un colega, y la distancia que una mala opinión sobre la obra de otro puede establecer entre las personas.
    No es que haya resuelto el problema, o que ya no me importe. Lo que sucede es que ese año en el que dejé de escribir en el blog, realicé el mismo trabajo en un cuaderno, como lo hacía desde niño. Hay algo que es más fuerte. Así que resolví volver al espacio de antes, el blog.
    Y ahora que he llegado a los cien libros, me voy a permitir festejar eligiendo los veinte que más me han gustado. Creo que puede ser útil, más que nada, en el mismo sentido en el que debería serlo una reseña, para aquello que hacemos naturalmente entre amigos: recomendarnos lecturas.
     Estoy contento. A tal punto que he agregado cuatro recomendaciones extras a la lista, y más adelante sumaré otras dos selecciones de libros que me han parecido buenísimos pero no he reseñado en el blog, una de libros de ficción y otra de no ficción.
    Estos son, entonces, los mejores 20 libros reseñados en La Letra o desde 2010 a 2014:


1 – El año del desierto, de Pedro Mairal, Interzona, 2005, Buenos Aires.
    La mejor de todas, una novela de ciencia ficción que se mete con la historia argentina y le va muy bien. Y su hermana menor: Una noche con Sabrina Love, de Pedro Mairal, Clarín Aguilar, 1998, Buenos Aires. Aunque no esté a la altura de la otra, creo que merece ocupar un lugar entre las veinte. Bastante olvidada, o dejada de lado por el prejuicio de haber ganado el premio Clarín.

2- Cámara Gesell, Guillermo Saccomanno, Planeta, 2012, Buenos Aires,
y El oficinista, de Guillermo Saccomanno. Editorial Seix Barral, 2010
.
    Dos textos tan distintos y de tanta calidad escritos por el mismo autor. No deja de ser una rareza y una aventura, una novela social cargada de voces, y un texto futurista y más universal.

3-Invisible, de Paul Auster. Editorial Anagrama, Barcelona 2009.
    Aunque no me gustan las novelas con escritores como protagonistas, aquí la metaficción es una simple escusa para narrar la atracción sexual entre hermanos. Un texto poderoso.

4-HHhH, Laurent Binet, Seix Barral, 2011.
    Una novela que intenta contar el mal, y lo logra, más allá de todo el artefacto ficcional que el autor pone alrededor, la figura de un jerarca nazi se come el texto.

5- Bilbao-New York-Bilbao, de Kirmen Uribe, Seix Barral, 2009, Barcelona.
    Otro texto con escritores de protagonistas, pero son poetas, y es tan atenta la mirada del autor que no veo la hora de leer su nueva novela, ya editada, Lo que mueve al mundo.

6- Putas asesinas, Roberto Bolaño, Anagrama, 2001, Buenos Aires.
    Aquí también hay poetas, pero lo que más hay son historias, viajes, buena literatura. Incluso mejor que la de sus novelas.

7- Intemperie, Jesús Carrasco, Seix Barral, 2013, Buenos Aires.
    Una novela sencilla y conmovedora, en la que un niño huye y un pastor anciano se sacrifica para ayudarlo en una España rural.

8- Oscura monótona sangre, Sergio Olguín, Tusquets, 2010, Buenos Aires.     Creo que es el origen de la posterior saga de policiales argentinos de Olguín. Me gustó mucho porque es breve, profunda, bien estructurada y atrapante.

9- El niño que robo el caballo de Atila, Iván Repila, Libros del Silencio, 2013.     De los autores jóvenes españoles que logran salir de la moda y contar algo más, parecido a Carrasco.

10- Bajo este sol tremendo, de Carlos Busqued, Anagrama, 2009, Buenos Aires.
    Lo mismo para Busqued, de lo mejor entre los nuevos narradores argentinos. Todos estamos esperando su próxima novela.

11- La hora de los monos, de Federico Falco, Emecé, 2010, Buenos Aires.
    Un autor del que es difícil conseguir sus textos, su novela Cielos de Códoba de Editorial Nudista es casi imposible de hallar fuera de esa provincia. Sus cuentos están muy buenos.

12- El asesino de chanchos, de Luciano Lamberti, Editorial Tamarisco, 2010, Buenos Aires. 
     Lo mismo para Lamberti, también cordobés. Este libro ahora ha sido reeditado en Buenos Aires, pero El loro que podía adivinar el futuro, su segundo libro de cuentos, no se consigue.

13- Señales que precederán al fin del mundo, de Yuri Herrera. Editorial Periférica, Cáceres, España, 2009.
    Un texto muy breve pero muy bien escrito y que cuenta una historia muy interesante. Sumamos Trabajos del reino, de Yuri Herrera. Editorial Periférica, Cáceres, España 2008. Que también merece estar en la lista de veinte. Y esperamos leer en breve La transmigración de los cuerpos, su nueva novela.

14- La vegetariana, Han Kang, Bajo la luna, 2012, Buenos Aires.
    Editada bajo sello argentino, esta novela de autora surcoreana toca muchos temas actuales con inusual profundidad: el amor, el deseo, el matrimonio, la enfermedad, los hermanos.

15-El viento que arrasa, Selva Almada, Mardulce, 2012, Buenos Aires.
     La edición, tan apresurada, al año siguiente, de su segunda novela Ladrilleros, no debe confundir, porque es esta una novela muy buena, de lo mejor entre los escritores jóvenes argentinos.

16- Varadero y Habana Maravillosa, Hernán Vanoli, Editorial Tamarisco, 2009, Buenos Aires.
    Cuentos frescos, fantásticos o maravillosos, que entretienen y desafían.

17 -Los peligros de fumar en la cama, de Marina Enriquez, Emecé, 2011, Buenos Aires.
    También buenos cuentos, con un poco de misterio, muy logrados e inteligentes.



-Dos Extras

    No quiero dejar pasar la oportunidad para recomendar los cuentos de Samanta Schweblin, sus libros El núcleo del disturbio y Pájaros en la boca son de lo mejor que se puede leer en cuento contemporáneo argentino. También tengo entendido que está por publicar nuevamente, después de larga ausencia.
    Y agregar una novelita de Leonardo Oyola, la mejor de su larga producción, y la única que me animo a recomendar: Chamamé, editada, creo, sólo en España por Salto de Página.


-Dos Amigos

    No los reseñé en el blog en su momento porque son dos obras de gente amiga, y queda mal. Pero son dos excelentes textos, y no quiero dejar pasar la oportunidad de hacerlo ahora.

    Creciendo en público, Ezequiel García, Tren en movimiento, Buenos Aires, 2013.
    Se trata de una novela gráfica, estructurada alrededor de la vida de un joven en la ciudad. Mucha música, libros, arte, cine. Conviven Melville con Los Auténticos Decadentes, como en la vida misma. La novela gráfica es un género que se está haciendo muy popular, y que tienen mucho para contar como lo hace la de Ezequiel.

    El gusto, Leticia Martín, Pánico el Pánico, Buenos Aires 2012.
    Es una novela que leí en borrador. Lo que es un orgullo. Y la verdad que está muy bien. Leticia escribe mucha poesía y también cuentos. Esta es su primera novela, heredera de su trabajo, una historia breve y poética. Ahora que lo pienso está en la línea de La vegetariana, trata los mismos temas. Una joven bailarina de danzas clásicas, llena de fobias, sufre una crisis con su trabajo y su cuerpo. Un texto maduro y profundo, que recomiendo con ganas, porque no es nada común encontrar entre los narradores jóvenes una buena historia contada con el lirismo exacto.


    Algunas estadísticas:
    Siempre me gusta hacer números. No se si sirven para mucho, pero igual son datos curiosos que revelan cierto universo de lecturas. De los 20 libros elegidos, el 55% son de autores argentinos; del resto, 25% de europeos y 20% latinoamericanos. Del total, un 75% son novelas y un 25% cuentos.

sábado, 23 de agosto de 2014

Intemperie, Jesús Carrasco, Seix Barral, 2013, Buenos Aires.
El niño que robo el caballo de Atila, Iván Repila, Libros del Silencio, 2013.
El porqué de las cosas, Quim Monzó, Anagrama, 1993, Buenos Aires.
Marcos Montes, David Moteagudo, Acantilado, 2010.



   Cuatro autores españoles


    Cordero de Dios
    En Intemperie, Carrasco cuenta una historia sencilla. Con sólo tres personajes, un niño, un viejo pastor, y un comisario, se las arregla para desarrollar una trama subyugante y conmovedora. De contexto rural, me recordó a las novelas de Yuri Herrera, y más atrás, a los cuentos de Rulfo. El niño escapa de un pequeño pueblo y se encuentra con el pastor de ovejas que lo ayuda a escapar. Luego los perseguirá el comisario y la historia alcanzará un grado mayor de complejidad.
    Es un logro la representación del niño. Yo ya lo he dicho, no soy muy amigo de los niños protagonistas, porque suele caerse en la ingenuidad de la edad del personaje como herramienta para la visión que tenga del mundo. Pero en este caso está muy logrado el recurso. También está muy bien el personaje del pastor. Creo que es el mejor. Tiene algo de bíblico (como todo el texto, podría decirse), esa actitud de dar todo lo que se tiene por ayudar a un desconocido.
    Y un breve comentario para el final de la historia. Es lógico pero sorprendente. Triste y esperanzador. Es muy bueno. Como toda la novela.


  
  En el pozo
    El niño que robo el caballo de Atila es la segunda novela de Iván Repila, un autor joven de Bilbao. La primera se tituló Una comedia Canalla.
    Es un texto corto, muy corto. Y del estilo de Intemperie, un ambiente rural y con sólo dos personajes, un hermano Grande y otro Pequeño, que caen en el fondo de un pozo del que no pueden escapar. Nada se más se cuenta eso: la desesperanza y los límites de la locura en una situación extraordinaria.
    A pesar de lo breve del texto, el autor logra trasmitir la profundidad de los pensamientos y emociones de los protagonistas. Y también completar la historia, ya que tiene un final brillante. Inesperado y a la vez lógico, conmovedor.
    Otra novela muy buena.


  
 El porqué de las cosas
    Ya han pasado veinte años desde que Quim Monzó publicó estos cuentos. Le dedico este breve comentario porque al leerlos me llamó la atención que sus historias aún están vigentes, no se han puesto viejas.
      Son textos breves, potentes, en los cuales no importa el nombre de los personajes, ni los títulos. Después de leerlos sólo queda el núcleo de la historia, lo que puede resumirse en una frase: una adolescente que supera a su maestro sexual, una hombre cuya desgracia no termina nunca, dos amantes que se mienten por teléfono, un hombre que no se puede enamorar y casi encuentra a su mujer ideal, y así.
    Después hay unas historias de duendes, de Cenicienta, la Bella Durmientes, y de dibujos animados. Un acercamiento a las historias universales y a los medios masivos. Y esas sí, parecen del pasado, pero es que entonces no existía Internet, y eran los primeros acercamiento al hipertexto. Hoy puede parecer un chiste que un escritor publicado en Anagrama reescriba el final de un capítulo de Tom y Jerrry, o la vida de viejos del Rey y la Cenicienta.
   De todas formas las historias son más fuertes, lo que llevan las historias, ese no se qué, ese saber observar, ese saber mostrar un poco más.


  
  En la mina
    No es mala la idea de David Monteagudo de contar la aventura de un grupo de mineros atrapados en un derrumbe. La prueba está en que la televisión ya lo hizo, con los 33 chilenos, y ni siquiera así la repetición molesta. También se me ocurre ahora que podría servir para una obra de teatro, porque en esa situación casi todo pasa a ser palabras, soledad y espera.
     Pero en este caso, el asunto no está bien logrado. Se narra el escape, y antes de ello, un encuentro del protagonista con un amigo, quebrando el realismo del relato. Molesta mucho la excesiva transcripción de los pensamientos del protagonista. Y ese quiebre de la verosimilitud me hizo acordar mucho a las novelas de Aira.
    En total, que no me gustó nada la novela. Tenía muchas esperanzas en este autor que hasta no hace mucho era un desconocido, ya que comenzó a publicar con cuarenta años. Quizás Fin, su primera novela, sea mejor,  o la tercera, Brañaganda. Pero cuesta volver a comenzar después de una mala experiencia. Qué injustos somos a veces los lectores.

miércoles, 20 de agosto de 2014

Los años que vive un gato, Violeta Gorosdischer, Tamarisco, 2011, Buenos Aires.
No alimenten al Troll, Nicolás Mavrakis, Tamarisco, 2012, Buenos Aires.




   Editorial Tamarisco

    La novela de Gorosdischer
    En la línea de tantos libros de hoy. Historias de niños de ciudad a los que no les sucede nada interesante, más que vivir en un departamento. Esta novela es mejor porque la protagonista está enferma, su hermano es gay, y se van de vacaciones a Cuba. (¿Todos los de Tamarisco se fueron a Cuba de niños? ¿O es el mismo viaje?)
    También está acertada la construcción de la subjetividad de la niña. Creo que el secreto es no meterse mucho “en la cabeza” de la protagonista. Hay una mirada más externa. Lo aprendí en La soledad de los números primos, de Paolo Giordano. Y no sé si Violeta también. Hay muchos vasos comunicantes entre ambos libros. Lo que habla bien de Los años que vive un gato, porque el libro de Giordano está buenísimo.
    En resumen, que es una buena novela, más aún teniendo en cuenta que es una primera novela. Lo que plantea un desafío enorme para cualquier escritor, creo. Esperé por mucho tiempo la segunda novela de Giordano. Y también me gustaría leer la segunda de Gorosdischer, que no es poco decir para un autor argentino joven. Tampoco es que mi lectura le importe a alguien, pero que las ganas de leer sobrevivan después de una novela ya es decir mucho.



Los cuentos de Mavrakis
    Los leí hace ya mucho tiempo. De No alimenten al Troll lo primero que recuerdo es un asado con amigos, contado mediante pequeñas biografías de ex compañeros de secundaria. Miro el índice, no sé cuál es el cuento. Recuerdo un escritor que se acuesta con una supermodelo. Un nerd que administra los coments de una página web de no sé dónde. Y lo mejor, un abuelo muerto que deja un pasado siniestro en un baúl de un geriátrico.
    Sé que hay algo sobre las nuevas tecnologías como trasfondo, que algo acecha en Internet, pero no logro determinar qué es.
    También recuerdo que me molestó un cuento con ochocientas direcciones de mail. Y el nombre de Tinelli.
    No es una crítica vedada, ni hacerme el interesante. Es que sólo las historias parecen perdurar un poco más. Tienen cierta potencia indescifrable. Aunque seguramente tenga más que ver con mi formación como lector que otra cosa. Y al fin de cuentas siempre termino buscando (y encontrando) lo mismo.
    Igual es un buen libro.
    Molesta la palabra igual, pero me sale decirlo así.

    Muchos buenos libros en Tamarisco, por no decir todos, ya que no los he leído. Pero Gorosdischer, Lamberti, Vanoli, y ahora Mavrakis. No son pocos. Y no puede ser casualidad.

lunes, 18 de agosto de 2014

Las mellizas del bardo, Hernán Vanoli, Clase Turista, 2012, Buenos Aires.
ALT LIT, Lolita Copacabana y Hernán Vanoli, Interzona, 2014, Buenos Aires.





    Las melli
    Se trata de un novela corta. O un cuento largo. Como se prefiera. La característica principal es que si bien hay una historia todo sucede a la velocidad de los cuentos, esto es sin mucha profundidad de los personajes, dándole más importancia a la acción y al final.
    Podría decirse también que se trata de un texto de carretera, y de ciencia ficción.
    En un futuro no muy lejano unas mujeres luchan por entrar a una barra brava en la ciudad. Después de una batalla sangrienta reciben un encargue que las lleva por el interior de la Provincia de Bueno Aires, donde se encuentran con la ayuda de otro grupo de mujeres motociclistas.
    Es una historia entretenida, con buen ritmo. Lo mejor que tiene es la cercanía de un futuro tan nuestro. Algo parecido sucedía con los cuentos de Varadero y Habana maravillosa, el que yo creo es el mejor libro de Vanoli.

ALT LIT
Literatura norteamericana actual
    Es una selección de diez autores que publican principalmente en Internet. Son textos breves. Es esa una de las cosas que ya pueden decirse sobre la literatura e Internet, la brevedad es una característica. En nada se relaciona con la calidad. Porque los textos son buenos. Algunos parecen poesías.
    La pregunta sería para qué comprar un libro si todo lo que contiene está en la red. Entonces el debate es similar a alguno relacionado a la crítica. Un compilador sería como un guía literario que nos muestra, y elige, qué es lo que vale la pena leer según sus conocimientos y gustos. La red necesita guías, porque donde está todo, no puede verse nada.

    El resultado es un libro extraño, con textos que nos dicen que estos autores escriben bien, pero de cuya obra apenas conocemos un poco. Es como una introducción a no sé qué.

viernes, 15 de agosto de 2014

HHhH, Laurent Binet, Seix Barral, 2011.
La delicadeza, David Foenkinos, Seix Barral, 2011.




Dos novelas francesas


    HHhH
    Es un texto extraño. Hay una primera persona que narra las dificultades del autor mientras investiga para escribir el libro. En todo momento se pone en duda la veracidad de los hechos y la imposibilidad de la escritura de poder expresarlos. Eso molesta un poco, interrumpe el devenir de la historia que el lector quiere conocer. Se citan libros, discursos, todo tipo de fuentes que hasta en algunos casos se reproducen textualmente. Se hace un poco larga la primera mitad, pero finalmente funciona la mezcla de géneros, la cercanía con la novela histórica, a la crónica periodística, o con un ensayo de historia.
    En medio de todo el aparato literario, sobreviven, y con mucha fuerza, las historias sobre el nazismo y su mundo interior, la estructura del poder, la vida cotidiana, las internas en la lucha por los cargos. También los detalles y el mundo de la resistencia.
    El protagonista es Heydrich, la bestia rubia. En tanto Jefe de la Gestapo, Gobernante de Praga, cerebro de la solución final, se adueña del libro. Crece en cada capítulo, su sola presencia invita a leer las páginas con voracidad. Es que es un personaje fascinante, que sólo cede un poco de su lugar principal cuando aparecen los dos héroes de la resistencia que llevan adelante los planes para un atentado con el que intentarán matarlo.
    Un novela que trata un tema interesantísimo, que abarca un universo lector enorme y logra un texto profundo. Y aunque toda la reflexión textual que rodea a la historia molesta un poco, estamos ante una de las mejores obras que he comentado en este blog.


    La delicadeza
   Es una novela muy mala. Trata sobre dos enamorados en un ambiente de oficina, pero sin imposibilidades, por lo que no hay mucho misterio. El único problema para un amor imposible es resuelto por un accidente de tránsito. Los personajes son planos, y hay pocos secundarios, todos sin importancia. Apenas te lleva la inercia del relato. Parece una telenovela.
    Ademas hay algunos detalles muy molestos que me permitiré comentar:
    - La protagonista lee novelas, y misteriosamente deja de hacerlo hacia la mitad del texto.
    - Cada tanto aparecen pequeños capítulos con futuros ucrónicos: si Lennon viviera los discos que habría podido hacer.   
    - El título de la novela tiene su origen en que el jefe de la oficina lee palabras del diccionario y un día encuentra el significado de ”delicadeza”.
    - No hay ninguna referencia espacial hasta la página 50. Sólo entonces sabemos que la historia transcurre en Francia.

    No es por ponerse muy exigente, pero parece el ejemplo de lo que no hay que hacer en una novela. Y aunque es un autor que tiene muchos lectores. No seré yo uno de ellos en el futuro, y espero que ustedes tampoco.

lunes, 11 de agosto de 2014

Los amantes, John Connolly, Tusquet, 2010. Buenos Aires.




Policías y fantasmas

   Esta novela forma parte de la serie de Charlie Parker, un oscuro investigador privado obsesionado con encontrar al asesino de su mujer y su hija. La serie suma doce títulos entre el año 2000 y el 2012.
Por lo que he podido leer, es está la novela más extraña de la serie, ya que no se trata de un policial duro, sino que incorpora ciertos elementos sobrenaturales. Además, es una investigación del pasado, en la que el protagonista intenta dilucidar su origen. Aparece entonces un doble homicidio cometido por su padre. Y Charlie descubre detalles sobre su verdadera madre.
    Es una novela de lectura ágil, tipo best-seller. Parece el guión de una película. La historia te lleva al ritmo de un muy buen policial. Los personajes secundarios funcionan muy bien: un periodista que lo persigue, su ex mujer que tiene una nueva vida, la madre, los ex policías compañeros de su padre y la hija de uno de ellos que coquetea con él. 
    Lo mejor es la descripción del universo policial y sus secretos. Un policía que oculta durante años su homosexualidad. La intriga sobre el pasado del padre del protagonista. Lo peor es el tono sobrenatural de la historia verdadera. Una especie de logia-policial que mantiene un secreto que finalmente nunca se revela. Y también la justificación del embarazo de su verdadera madre, muy forzada.

    Pero más allá de los detalles, es un texto interesante que para aquellos que gustan de los policiales. Intenta ir más allá, conserva el ritmo y la intriga, aunque la investigación sea del pasado. Entretiene, que no es poco. En la línea de las novelas nórdicas, dicen, y en la de Olguín, aquí en Argentina, digo.

miércoles, 6 de agosto de 2014

Ladrilleros, Selva Almada, Mardulce, 2013, Buenos Aires.
El daño no es de ayer, Ignacio Padilla, Norma, 2011, Bogotá.
El desmadre, Pablo Farrés, Pánico el Pánico, 2013, Buenos Aires.
Arte menor, Betina González, Alfaguara, 2006, Buenos Aires.
Tu mano izquierda, Laura Meradi, Alfaguara, 2009. Buenos Aires.



Lecturas inconclusas

A todos nos cuesta dejar libros sin terminar. Será por haraganería. Algo así como que si ya llegamos hasta la mitad, para qué dejarlo si luego hay que empezar otro sin garantías de que a la mitad no nos encontremos con el mismo problema. Digo, no sé. También está el asunto de si es un libro que lo hemos comprado nosotros mismos, o si simplemente es prestado. Si es un regalo (que conlleva una recomendación) y hay un compromiso de comentario en agradecimiento. Si somos demasiados jóvenes para determinada lectura. O demasiado viejos. En fin, hay tantas cuestiones posibles que no parece nada sencillo explicarlas.
Entre los escritores está eso de que hay que tomar al lector del cuello en la primera página y ya no soltarlo. Pero todos nos soltamos alguna vez. Incluso de algunos de los mejores libros jamás escritos. Apostaría que en la lista personal de lecturas inconclusas de cualquier lector figuran Moby Dick, el Quijote o el Ulises de Joyce.
El asunto es que en estos meses una pila de libros creció en la mesa de luz, la de libros sin terminar. No sucede tan a menudo. Y como este blog trata de lecturas, creí conveniente compartir la experiencia haciendo un mínimo comentario de cada caso.
Ladrilleros, es la segunda novela de Selva Almada en la editorial Mardulce. La primera fue la consagrada El viento que arrasa. Hay una diferencia enorme entre ambas. La primera cuenta la historia de un pastor evangélico varado en medio de un viaje. Me gustó mucho, una historia sencilla bien contada. El principal motivo por el cual dejé a mitad de camino Ladrilleros es por el punto de vista del narrador, una tercera persona con un vocabulario de primera lleno de expresiones populares. Es un error que me molestó al punto de abandonar. A otros lectores no les sucedió lo mismo. Patricio Pron, que comenta libros, fue muy crítico en el mismo sentido. Cuando leí su reseña tuve la sensación de compartir algo con un desconocido.
El daño no es ayer, del mexicano Padilla, premio La otra orilla. Llegué hasta la página 92. Hay escritores que uno, como latinoamericano, ha escuchado nombrar. Padilla tiene un montón de novelas publicadas y me crucé con ésta, pero no hubo caso. Recuerdo un viaje al interior de México, un cura, poco más. Quizás merecía otro esfuerzo de mi parte.
El desmadre, de Pablo Farrés, es una novela corta de una editorial que sigo bastante, porque publica gente joven, y algunos conocidos. Decir que es un texto fuerte no es decir mucho. Sin embargo tengo la sensación de que abandoné su lectura porque no tenía ganas de soportar lo que se contaba, la historia de unos jóvenes revolucionarios que deriva en una adolescente prisionera de un comisario que la viola sin cesar. Al menos esa es la historia hasta donde llegue. Una literatura que quiere trabajar con la historia reciente de manera distinta, y al mismo tiempo, más que contar, provocar sensaciones, ideas. Debe ser el único texto que deliberadamente abandoné.
Con Arte menor Betina González ganó el premio Clarín 2006. En el jurado estaba Saramago, y dijo que era una obra de ”arte mayor”, jugando con el título. Queda bastante mal decir que sólo alcancé la página 62.  Me dio la sensación de que era una novela nueva que leída unos años más tarde ha quedado vieja.
Puedo decir, en cambio, que leí completa Las poseídas, de la misma autora, del 2013. Una novela entretenida que relata la experiencia de una adolescente en un colegio privado de Buenos Aires cuando llega una nueva compañera. Una historia con fantasmas y secretos familiares, bien contada y llevadera.
Para el final, Tu mano izquierda, de Laura Meradi. Una escritora sumamente joven a la que llegué por recomendación de algún otro escritor. También escribe crónicas. Leí casi la mitad del texto hace un tiempo. Recuerdo que trata de una niña y su visión del mundo, la relación con los padres y sobre todo con su hermano que tiene un problema en una mano. No me atrae mucho narrar desde ese lugar, desde la mirada del niño. Siempre está como forzado el punto de vista, parecen todos super niños. Me pasa parecido con los personajes escritores. Desde ya que es un recurso como cualquier otro. A mí me aburre.